sábado

Dos Amantes

Llueve. A veces más, a veces menos. Puede ser que el cielo llore o que la lluvia extienda sus largos brazos para acariciar a su eterno amante, a nuestra madre bendita.

Dos amantes, antes desnudos ahora heridos. A uno lo intoxicamos con nuestras propias enfermedades, con nuestras tontas curas que no nos llevan a nada.

Pero el cielo si esta lloviendo, por que cubrimos a su amante, no con sus sensuales trajes que embellecen sus hermosas curvas, sino con armaduras frias y castrantes.

Ay! hermosos amantes, no cabe duda que somos groseros, nos dan su carne y su alma, y respondemos con el peor de los insultos:

Solo son cosas, o conjuntos de cosas, no sienten, ni tampoco sueñan

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