domingo

No te vayas en Domingo

Que me cago. Tiene algo de malo estar enfadado por ver promesas no cumplidas que se incumplen inmediatamente después de haberse hecho.
“es infantil”
¿Pero por qué? Si son promesas de ser feliz, de todo va a estar bien, de estaré contigo, de estaremos juntos, de los tres seremos felices ¡de que cumpla su papel!
“También le duele”
¿Y mi dolor qué? Se suponía que debía cuidarme y somos tan diferentes como lo es un niño que fue criado con lobos de su madre y cuya madre espera después de tantos años que este siga siendo humano.
“Lo hizo por ti”
Lo sé, lo sé. Me lo repito cada segundo, cada que abro mis ojos, cada que no estoy en caso y anhelo estar porque detestaría despreciar el mejor regalo que jamás me han hecho, pero tampoco puedo dejar a un lado la soledad en que viví.
“Te cuida”
¿A qué precio? Al precio de la ausencia del calor, de sentir frio hasta los huesos mientras sudo como cerdo por la rabia de ver sufrir a otra persona por mi causa y de no poder hacer nada.
“Te quiere”
¡Que no me quiera! No de la forma en que propaga su dolor a nuestros corazones, su temor a la soledad en que nos sumergió. Al menos ya no estamos tan solo, pero él sí lo está. Al menos yo lo viví desde los 5 años, pero él te necesita, él necesita cosas que yo no puedo darle, cosas que no puedo dar a nadie porque nunca las tuve.
“Le pagas con la misma moneda”
Mi ausencia… mi ausencia… es domingo, es de día… y siento lo que siente cuando tampoco estoy… pero no puedo reconocer si es lo mismo. Quiero poder abrazarla, abrazarlo. Pero pensar en todo por lo que me cambiaste, en todo lo que tampoco te di, en que no te pude defender, en que fue tan fácil tomar un cuchillo y terminar con todo eso… aun así me hubieras odiado.
“Silencio”
Solo eso, silencio… nunca hubo más. Solo no te vayas por favor.

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