Dos amantes, antes desnudos ahora heridos. A uno lo intoxicamos con nuestras propias enfermedades, con nuestras tontas curas que no nos llevan a nada.
Pero el cielo si esta lloviendo, por que cubrimos a su amante, no con sus sensuales trajes que embellecen sus hermosas curvas, sino con armaduras frias y castrantes.
Ay! hermosos amantes, no cabe duda que somos groseros, nos dan su carne y su alma, y respondemos con el peor de los insultos:
Solo son cosas, o conjuntos de cosas, no sienten, ni tampoco sueñan
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