El doctor se acerco a la caja de seguridad, con paso firme y con una mano segura de lo que hacía, pero el doctor temblaba, sus ojos vacilaban y se apartaban de la realidad, al menos de lo que él había considerado real hasta entonces.
12. De donde había salido ese número, no sabía, pero lo inserto en la caja. 05. ¿Cuántos dígitos mas serían necesarios? 19. Aparto la mirada. 91. Presentía el fin. 66.
Dentro de la caja, solo un pedazo de papel, largo, enorme, lleno de palabras, lleno de imágenes dibujadas con un tambaleante lápiz gastado por los años.
"No me encuentro bien, estoy lastimado y el dolor no me deja dormir. ¿Cómo sacar la punta de un escorpión que aún maldice tu alma?
También me pueden lastimar, desearía ser de metal para así envidiar a quienes son como la carne, a quienes pueden sentir lo que siento ahora. La envidia es mejor que el dolor."
-Síndrome del dios egocéntrico- piensa el doctor.
"Deseo tenerte a mi lado, deseo ser hipócrita conmigo mismo y engañarme, mentir sobre mi dolor para poder sobre ponerme a él, pero enfrentarlo es la única solución que conozco"
-Delirio paranoico
"Volver a ti. Volver a ser. Volver a ti. Volver al cielo. Volver a ti. Volver a un infierno eterno. Volver a ti. Volver a la fe. Volver a ti. Volver al vacío. Hacer caso del interior y dejar a un lado el exterior. Volver a ti. Solo hay una razón para continuar volver a ti pero depende volver a ti el valor del mundo volver a ti el valor volver a ti comunicación"
-Desorden de lenguaje
"Mañana, mis ojos volverán a irritarse, volverán a la oscuridad en medio del resplandor de la luz. Ciego es mi camino, con espinas de metal que cercan mi corazón"
-Pa... patolo...
"Mañana, el veneno seguirá en mi interior, ese bendito veneno que corrompe mi ser y me da oportunidad de"
-Un... ca...so cla...
"Mañana habrá ojos verdes, él que escucha despierta en mis lágrimas y se alimenta de soledades llenas de amor en forma de desilusión. Los ojos de hoy, son rojos, son sangre, son dolor, son nada. Tormentos de un fusil sobre el ejercito de muertos que caen desorientados, de escoltas que han muerto defendiendo el tesoro que les fue heredado por sus ancianos padres. Ahora solo sé que estoy llorando y mañana mis ojos arderán en las llamas del infierno que yo mismo he provocado y he perpetuado por todos estos años"
El doctor no pudo decir palabra alguna. Solo sentía las lágrimas en sus ojos, el aguijón en su alma, y el veneno en su cuerpo. No necesitaba espejo alguno para saber que sus ojos estaban rojos.
Por fin saldra al publico la historia del manicomio, ke bien, kualkier kosa en la ke pueda kolaborar tu me dices, vale?
ResponderEliminarLuego la publicas en el Nahual vale Lof Kuidate.....